sábado, 15 de mayo de 2010

Hoy es todos los días

¿No? Hoy es todos los días me digo, y pongo una pata a medio enmediar afuera de la cama. La otra pata perdió la otra media en algún remolino de sábanas durante la noche. Durante. A lo largo de. Hoy es todos los días. Pero ayer no es nunca. Me propongo un viaje en el tiempo, para resolver la cuestión. Pero la maquina se averió un par de días atrás: se me calló el café arriba del teclado, y bueno, el café y viajes en el tiempo son incompatibles. Así que me meto adentro de la heladera, es mejor que quedarse afuera. Me pongo a pensar, Mendricrim y banana mediante: que hoy sea todos los días me deprime. Por suerte mañana no va a ser hoy, porque ayer no es nunca y mañana va a ser ayer. Poco más y sin darme cuenta me encuentro conmigo misma, que me saluda y me dice que es de allá pero que ahora está acá, que es en la heladera al lado mio, que está al lado de la esa maquina del tiempo donde antes estaba ella que es yo, pero como ella es de mañana y está hoy acá, ese acá donde estaba parada ahora es allá. Me hace proposiciones indiscretas y me pregunta si creo que es incestuoso. Yo le respondo que eso lleva siglos siendo discutido, y que lo considero masturbación. Ella dice no. No respondo, y cito a Juan Martín, autor del dilema. Preguntó cómo llegó desde allá hasta acá si la maquina del tiempo se llenó de ese café. Me dice que mañana aquel café se va a haber evaporado, que esta maquina de viajes en el tiempo es incompatible con el cafe, pero que en unos días el cafe ya va a ser aquel otro cafe y que aquel cafe y los viajes en el tiempo no son tan incompatibles como este cafe. O que de última este cafe se habrá fugado por ahí. Como no señala nada asumo que ahí será cualquier lado, o será todos los lados o no será ninguno. Acá y allá resuena un gruñido cuasi maquinal, y ella que la empiezo a sentir acercarse a mi cachete empolvado para el desayuno, se empieza a desvanecer. Me dice que chau que hasta mañana, y yo le respondo que hasta hoy. Se rie ya en medio de la distancia pero inminentemente cerca y me dice que no. Que nos.

5 comentarios:

  1. ¿Y el otro que es uno con uno cuando hoy no es ayer ni mañana?

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  2. Es peligroso salir de la linealidad del tiempo con intenciones indecentes, porque, diga la verdad, la constructora de la máquina la había hecho sólo para poderse hacer esas propuestas a sí misma, o a sí otra, o a ambas.

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  3. a. Hablás de máquina del tiempo, de café evaporado y se me vino a la cabeza mi cafetera estruendosa, con el vapor llegando a la alacena ¿Y si era alguien del pasado? Ay qué problema.
    b. muy lindo el texto =)
    c. Y maravillosa la plantilla HELGA GROSA!

    Un beso Maru, nos cruzaremos por Puán eventualmente :D

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