sábado, 21 de febrero de 2009

CARTA DE CASTULO HERNANDEZ II

Yo lluevo, en tus pies, tus ojos, tu nariz. Yo lluevo y vos tronás, porque así nos enseñaron que debe ser. Mientras yo grito vos enseñás los dientes, y la rabia te sale llena de espuma por la boca y las orejas.
El cielo se nubla y yo me preparo indiferente para llover. Y los huesos de la gente que está cerca chasquean y la humedad se te filtra hasta el hipotálamo, porque no te puedo enseñar a llover. ¿por qué?

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