Seguir sangrando es lo que le permite a ésta carne trémula latir.
Seguir supurando extiende un brazo en la calzada para que estos poros ruidosamente puedan respirar.
Las erupciones continúan, así como mi andar: por este Buenos Aires, que me hecha el aire en la cara, y la brisa en los ojos: por un obelisco que se doblega en dirección a mi sien con aspecto amenazante: con todo y con vos.
Con amor, corrosivo, corroborable, cohesivo, coersivo, contaminado, te escribo, como las calles de este Buenos Aires, tu Buenos Aires: candombe, cachengue, incoherente, gris. Un Buenos Aires que por las mañanas canta sus perpetuos ecos mecánicos y oblongos y por las noches reza por muchas noches de Buenos Aires más.
Para no Olvidar: siempre seguir buscando la sombra en tu recuerdo.
Maru
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