sábado, 14 de febrero de 2009

Lo que uno se encuentra en un safarí va mucho más allá de lo que puedas creer que te encontrás

Cuando se despertó, las aletas de su cola hicieron un ruido extraño: como de viscosidad.
Por suerte solo eran las aletas: se palpó el resto del cuerpo con pereza, y se sintió aliviado al notar que seguía siendo de chapa.
Pero esto de tener aletas de algún otro material generaba un problema. Ahora debía tomar dos baños, uno de aceite y otro de agua, por que limpiarse las extremidades inferiores, ahora hechas de tejido, igual que el resto del cuerpo, le estaba empezando a hacer supurar una sustancia pegajosa.
Maru

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