Por suerte solo eran las aletas: se palpó el resto del cuerpo con pereza, y se sintió aliviado al notar que seguía siendo de chapa.
Pero esto de tener aletas de algún otro material generaba un problema. Ahora debía tomar dos baños, uno de aceite y otro de agua, por que limpiarse las extremidades inferiores, ahora hechas de tejido, igual que el resto del cuerpo, le estaba empezando a hacer supurar una sustancia pegajosa.
Maru
No hay comentarios:
Publicar un comentario